Noticia
04-Abril-2018
Pautas para hacer los deberes con tus hijos
Muchos padres nos desesperamos a la hora de realizar las tareas del colegio en casa, la mayoría de las veces por desinformación. En esta guía nuestra psicóloga Alejandra nos muestra unas pautas para que todo sea más sencillo.
Estas son las pautas:
- Prefijar un tiempo y horario para los deberes. Este horario será el mismo para cada día con el objetivo de crear una rutina. Un momento idóneo para hacer los deberes sería a la vuelta del cole o después de comer, tras un pequeño descanso de 10 o 15 minutos. Es mejor que no se retrase hasta muy tarde porque el niño estará más cansado. Se aconseja que el tiempo diario para los deberes en la etapa de primaria no sea superior a 1 hora.
- Hablar de lo que va o vais a hacer cuando termine los deberes. Planear alguna actividad agradable para después, especialmente en familia, permite delimitar el tiempo de hacer los deberes evitando que se eternice y aporta un estímulo para aumentar la motivación. Dar un paseo, jugar algún juego de mesa o ayudar a hacer un pastel son ejemplos de actividades en familia que pueden hacerse diariamente.
- Avisar con 5 minutos de antelación. Cuando se acerque la hora de empezar los deberes, al principio será necesario avisar. Avisando con 5 minutos de antelación damos opción a que el niño anticipe y se prepare a lo que toca después, dándole un margen de reacción. Lo ideal es que cuando la rutina esté instaurada sea el propio niño quien se retire a hacer los deberes solo.
- Planificar las tareas y descansos. Nos sentamos con nuestro hijo a ayudarle a planificar lo que tiene que hacer. Para ello usaremos lo que haya apuntado en su agenda y también repasaremos en su horario las asignaturas que ha tenido ese día por si se le ha olvidado apuntar algo. En caso de olvido le indicamos que lo apunte en la agenda junto con el resto de deberes, sin reprocharle el olvido e instándole a que el día siguiente intente apuntarlos todos.
Se indicaba previamente que el tiempo de deberes no fuera superior a 1 hora. Procuraremos ajustarnos a ese tiempo como mucho cada tarde, aunque habrá días en que esto sea más complicado, por lo que habrá que incrementar el tiempo en función de las tareas.
Para que el niño sepa claramente qué asignaturas va a trabajar esa tarde se puede emplear una agenda de actividades donde figuren dichas asignaturas. Consiste en una cartulina pequeña donde se pegan tarjetas con los nombres o dibujos de cada asignatura. Por ejemplo si hoy toca lengua, matemáticas e inglés, se pegan las tarjetas de esas asignaturas en la cartulina, donde él las vea. Una vez que termine con una asignatura, se puede colocar en otra cartulina que sea para actividades finalizadas o en otra parte de la misma cartulina.
Es importante delimitar el tiempo que empleará para cada ejercicio dentro de cada asignatura y fijar descansos de 5 o 10 minutos entre asignaturas. Otra herramienta útil para facilitar la atención en la tarea es emplear un temporizador o cronómetro que marque el final del tiempo reservado a esa tarea.
Si alguna tarea resulta larga y abrumadora para el niño, le ayudaremos a dividirla en tareas más sencillas que sean más manejables para él.
Empleo de autoinstrucciones. Ayudan al niño a regular su propia conducta y en el caso de los deberes son útiles como guía sobre lo que hay que hacer:
- Miro la tarea (leo el enunciado)
- ¿Qué tengo que hacer?
- ¿Cómo puedo hacerlo?
- Hago lo que he pensado
- Reviso lo que he hecho
- ¿Qué tal me ha salido?
- Favorecer la autonomía. Una vez planificadas las actividades nos retiramos para que el niño haga sus deberes solo. Si insiste en que le ayudemos durante el tiempo prefijado, le indicaremos que primero tiene que intentarlo él y que cuando haya terminado le ayudaremos con las dudas que le hayan surgido. Lo fundamental aquí no es que lo haga todo bien, sino que lo haga él solo. Nos sorprenderemos muchas veces al ver qué cosas es capaz de hacer sin nuestra ayuda. Cuando haya terminado, le reforzaremos el haber hecho los deberes él solo.
- Reforzar los logros y el hecho de corregir los ‘despistes’. Es una buena práctica enseñar a nuestros hijos que si se equivocan no todo está mal. Aunque el resultado del ejercicio que han hecho no sea el que se esperaba, siempre hay partes del mismo que han hecho correctamente. Destacar lo que han hecho bien y ayudarles a identificar dónde está el ‘despiste’ (no el error) y cómo pueden cambiarlo les da sensación de control. Al principio será necesario hacer este proceso con ellos, pero una vez lo hayan interiorizado, serán ellos quienes puedan hacerlo solos.
- Normalizar la dificultad y enseñar cómo funciona el aprendizaje. Muchos niños piensan que ser inteligente es algo con lo que se nace. Sin embargo enseñarles que la inteligencia se adquiere con la práctica les ayudará a entender que al principio las cosas son más difíciles. Aprender no es cuestión de talento, sino de esfuerzo y experiencia. Lo que le cuesta trabajo hacer ahora, le resultará más sencillo más adelante.
Psicóloga Alejandra Ranz
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